Roald Dahl


Ilustración de "Matilda" de Roald Dahl, por Quentin Blake
A mis padres (que tienen cuatro hijas lectoras, y por algo será) les tengo que agradecer muchas cosas, pero entre las más importantes está la de haber hecho que me guste leer. Supongo que en esto de los gustos siempre habrá un componente de inclinación natural, pero yo creo que como en todo, la educación es fundamental. Aunque mi madre nos animaba a leer y nos hizo a mi hermana mayor y a mí socias de la biblioteca pública (aún conservo el carné, con una foto mía a los siete años, llevando el uniforme del colegio y una bolsita colgada al cuello donde recuerdo que guardaba mi aparato de los dientes), lo cierto es que no han sido unos padres que nos persiguieran con libros y cuentos, obligado a leer, o demasiado insistentes en ese sentido, sólo lo justo. En nuestra casa había tele con dibujos animados, que veíamos todos los días y pasábamos muchísimo tiempo jugando en la calle. Pero leer era de las cosas que más me gustaban. El planazo de los planazos para mí, era no poder ir al colegio por estar mala y quedarme en la cama leyendo todo el día. Felicidad total.

Cuando me pregunto cómo se consigue entonces que una persona desarrolle desde su infancia la afición por la lectura, pienso que seguramente es más fácil de lo que parece, basta con poner buenos libros a su alcance. Y es que no hay nada como un mal libro para que un niño identifique leer con algo aburrido. Y el problema es que esta asociación es muy probable que sea de por vida. Teniendo en cuenta que para un niño leer, sobre todo al principio, requiere un esfuerzo por su parte, lo mínimo que se le puede pedir a un libro es que la historia le atrape, que compense el esfuerzo trasladándole a otro mundo, que le divierta, que haga que su imaginación se abra y se desarrolle sin darse cuenta.

Roald Dahl
De esa época, en la que descubrí que podía pasarme horas viviendo aventuras y conociendo personajes sin moverme del sofá, y que el aburrimiento no existe si tienes un buen libro cerca, recuerdo con especial cariño, entre otros, los libros de este señor de la foto, que me hicieron disfrutar muchísimo.

Están escritos de una forma que ya entonces me fascinaba, diferente de la de otros libros dirigidos al público infantil. A la esa edad (unos ocho años) no habría sabido decir por qué me gustaban tantísimo y me parecían tan distintos. Hoy, me doy cuenta de que están cargados de acción, de humor negro, de cosas grotescas que provocan carcajadas, de adultos crueles y conspiraciones contra ellos, de ironía, sentido del humor y de imaginación. Todo desde el punto de vista de un niño. Sin almibarar, sin aleccionar, y sobre todo, sin que se note que son “para niños” (de hecho a mí aún me gusta releerlos de vez en cuando).
Por cierto, las ilustraciones de los libros de Roal Dahl son de Quentin Blake. Sobre todo las del libro de "las Brujas" producían en mí una mezcla de atracción y miedo que me atrapaba por completo.

Ilustración de "Las brujas" de Roald Dahl por Quentin Blake
He descubierto que además de haber escrito tres de mis libros favoritos de cuando era pequeña (“las brujas”, “Matilda” y “Charlie y la fábrica de chocolate”) también escribió “los gremlins” (que después se llevó a la gran pantalla) y el guión de “Chitty Chitiy Bang Bang”, dos de las películas que marcaron la infancia de tantos niños de mi generación.

Además, escribió también cuentos para adultos, entre otros “el hombre del Sur”, que fue adaptado por Tarantino en la película “Four Rooms” y el guión de una de las películas de James Bond (“Sólo se vive dos veces”).


Algunas reflexiones de Roald Dahl sobre sus libros para niños:

“Si quieres recordar cómo se vive en el mundo de un niño, tienes que ponerte a cuatro patas y vivir así durante una semana. Descubrirás que tienes que mirar hacia arriba a esos gigantes que te rodean y que están siempre diciéndote lo que tienes o no tienes que hacer.”

“Sólo escribo acerca de lo que es divertido o excitante. Los niños saben que estoy de su parte.”

“Observa con ojos brillantes al mundo que te rodea porque los secretos más grandes están siempre escondidos en los sitios más insospechados. Aquellos que no creen en la magia nunca la encontrarán.”

“La llave del éxito consiste en conspirar con los niños contra los adultos. Puede ser una fórmula simplista, pero funciona. Los padres y los maestros son el enemigo.” 

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me guuuuustaaaaa!! Me acuerdo que "las brujas" me lo leíste tu cuando estaba con neumonía. Soy anaaaa

I´m the Walrus dijo...

Jajajaja!! os leía mucho cuando estabais malas porque soy súper buena hermana, la mejor del mundo mundial, a que sí? Besos Anusqui

Anónimo dijo...

No te pases eeeeehhhh??? Jajajaja mua

Marta García-Conde dijo...

Acabo de hacer mi comentario y.....zas!!!.... ha desaparecido !!!
Lo que te decia, hija de mi corazón, es que cuanto amor hay en los hijos hacia los padres, porque el amor por la lectura de tu padre terminó el día que se acabó la colección de Emilio Salgari..... y nunca maisssss !!!
Esto no quita para que no impidiese que vosotras cuatro os aficionaseis desde la más tierna infancia a algo que no requiere compañía, es barato y hace que no exista el aburrimiento, asi que estoy tatalmente de acuerdo contigo, menos en lo de papá que tiene otros méritos pero no ese....
Bárbaro tu blog !!!
Besos y descansad; os quiero ....

I´m the Walrus dijo...

Jajajaja bueno, es verdad que papá no lee mucho, pero yo no os agradezco que le guste leer a él, lo que digo es que os agradezo que me guste leer a mí. A lo mejor no nos daba ejemplo leyendo él, pero no sé si eso es tan importante como el montón de veces que nos acercaba a la biblioteca a coger y a devolver libros (tú también, ya lo sé).
Eso es lo que digo, que basta con tener al alcance libros que te gusten y eso, en una medida o en otra lo habéis hecho LOS DOS.
Muchas gracias por comentar (tantas veces! jajaja)

Anónimo dijo...

BIEEEENNN!! Me encanta!!!!!!! :) Soy Inés tu hermana preferida ajajajja